Un perro de mirada feroz y ojos muy abiertos se sienta a la sombra de una roca junto a una pista de caballos en el borde de la jungla al norte de Ban Lao. Oye las voces de dos animales a punto de emerger de la selva: un mono y una liebre; este último es cojo y tiene una pata delantera en el aire. Se paran temblando frente al perro que inmediatamente reconocen como su amo y de quien aceptarán juicio sobre su disputa.

'¿Cuales son tus nombres?' pregunta el juez de perros. El mono responde 'Simoie, Su Excelencia'. Y la liebre dice "Tuftie, Su Señoría". "¿Y adónde van ustedes, amigos quejosos?"

La liebre dice: "Voy de camino a la plantación de durián cerca de Koh Yai para obtener los granos que hay en esa fruta". Este mono, que me encontré en el camino, está discutiendo conmigo y pateándome la pata delantera por insistir en mi derecho a ir a Koh Yai. Oh justo juez, ¿no puedo ir allí? El juez, que quiere devorar la liebre en lo más profundo de su corazón, toma la siguiente decisión:

'Hay dos caminos a Koh Yai; el mono toma la ruta más baja y la liebre la ruta más alta. El que llega primero hace lo que tiene que hacer allí, el que llega último vuelve directamente a mí para completar su tarea.'

La liebre, muy consciente de los peligros que corre, inmediatamente decide una treta que espera le salve la vida. "¡Vamos, vete!", grita el perro, suponiendo que el mono ágil llegará antes que la liebre coja.

La liebre, sabiendo que todas las demás liebres se parecen a él, corre lo más rápido que puede con su patita coja. En cuanto se encuentra con otra liebre, le cuenta su historia y le pide que le salve la vida. Ordena correr a Koh Yai y cambiar siempre con otra liebre, siempre y cuando la última liebre se siente allí con una pata levantada... ¡Y todas las liebres ayuden a su hermano!

El mono está perplejo cuando llega corriendo; encuentra a su camarada despreciado sentado allí con una pata en alto, masticando granos de durian. Él no ve a través de la artimaña, pero se sermonea a sí mismo: "No puedes estar seguro de nada en estos días".

La liebre tullida salva así su vida y vuelve con su familia donde enseña a otras liebres durante días a no buscar peleas.

Fuente: Internet. Una fábula del 19e siglo o antes, Siam. Traducción y edición Erik Kuijpers.

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